2/25/2021

UNA MIRADA AL 8M

 



UNA MIRADA AL 8M


Antes de compartir con todo aquel o aquella que desee mi particular mirada sobre el 8 M, a modo iniciático recogeré algunos datos curiosos y poco conocidos sobre el día en cuestión.

Aunque el Día Internacional de la Mujer fue formalizado por la ONU en el año 1975, el origen del mismo lo encontramos a principios del siglo XX.

Se cuenta que, en el año 1908 un grupo de trabajadoras de una fábrica textil de Nueva York se declararon en huelga para reclamar mejores condiciones laborales y salariales.

Se cuenta que, el dueño las encerró e hizo arder la fábrica con las trabajadoras en su interior.

Se cuenta que, las telas que fabricaban eran de color violeta, y de ahí la relación de dicho color con el feminismo.

Este no fue un hecho aislado. Las reivindicaciones feministas fueron sucediéndose a lo largo de los años venideros, y gracias a ellas las mujeres de hoy en día somos tributarias de los frutos de aquellas luchas.

A los/las más jóvenes puede resultarles inconcebible que una mujer no pudiese votar, ocupar un cargo público o acceder a una formación profesional. Pero, así era. Y, un siglo más tarde, aún hay que seguir luchando por erradicar la discriminación laboral.

No entraré a valorar lo que sucede en otras culturas y países menos avanzados que el nuestro, donde las reivindicaciones por el desarrollo íntegro de las mujeres como persona aún sigue siendo esencial. Me estoy refiriendo a prácticas tan condenables como la mutilación genital femenina.

Advierto que, lo que escribiré a continuación es una opinión muy personal y que, como tal, no resultara del agrado de todo el mundo.

En mi sector profesional (el jurídico) no existe mucha discriminación laboral. Al menos, yo siempre lo he percibido así. Abogadas y abogados podemos tener las mismas oportunidades profesionales. Máxime si, como en mi caso, no existen obligaciones familiares que compatibilizar con el trabajo. Me voy acercando al núcleo del nudo gordiano de la cuestión. La maternidad en el trabajo. En mi humilde opinión:

Cuando una mujer decide voluntariamente solicitar la reducción de su jornada laboral para ocuparse de la casa y de sus hijos, cuando también podría hacerlo el padre, no es discriminación laboral.

Cuando una mujer decide voluntariamente ausentarse ella del trabajo para llevar a su hijo al médico, cuando también podría hacerlo el padre, no es discriminación laboral.

Es decir, no creo que sea justo incluir en la lacra de la discriminación laboral situaciones que han sido decididas de forma voluntaria por la propia mujer. No soy madre, pero he visto y oído a muchas. Tal vez, el logro de erradicar la discriminación laboral lo alcanzaremos cuando las mujeres dejen de irrogarse el papel de madres omnipotentes.

Por cierto, cuando un hombre solicita una excedencia o una baja de paternidad para ocuparse de sus hijos, pero en lugar de hacerlo los deja con los abuelos y se va a esquiar, NO está luchando contra la discriminación laboral.

Buenos, ahí lo dejo. ¿Qué opináis?

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